De repente noto que se me encoge el estómago y que no puedo estar sentada. Tengo que andar, aunque sea en círculos, pero necesito ese movimiento. Las pulsaciones cambian de ritmo constantemente y en ocasiones siento algo parecido al vértigo. Tan pronto estoy arriba, tan pronto estoy abajo. Al más puro estilo montaña rusa. Todo depende de quién esté alrededor, de quién tenga voz en cada momento, de quién tenga potestad para emitir juicios, cuando en realidad me gustaria que dependiera de mí, como me pasa siempre.
Que las cosas sean momentaneamente favorables no es garantía de nada. Lo único que puede garantizar algo es ser constante y aún así, nada es seguro. Hace tiempo hablé con alguien de esto. Hoy eres maravilloso, mañana nadie se acuerda de tí. Ni una cosa ni otra. Hay que saber alejarse de los extremos. Espero saber.
oye, no sera el calor?..mira a ver...despeja variables faciles de controlar, digo yo, pa empezar por algo...
ResponderEliminarsaludos
La vida está llena de extremos, y casi diría que a Dios gracias.
ResponderEliminarTania, por suerte el calor ya se ha pasado, desde hace tres días volvemos a respirar con normalidad. Será otra cosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, Capitán, yo también lo prefiero, pero en algunos momentos un poco de calma y estabilidad no viene mal.
ResponderEliminarBesos.