(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

jueves, 5 de diciembre de 2013

Vientos favorables



Cada cierto tiempo sucede. Me he dado cuenta hace poco....pero siempre termina sucediendo.
Cambia el viento, y entonces cambia todo. Es como esa cicatriz que se resiente cuando va a llegar bruscamente un temporal...
-Mañana va a llover
-¿Cómo lo sabes?
- Me duele la pierna....
Antes de que el viento cambie, hay pequeños signos. Las hojas revolotean en pequeños grupos, como pandas de chiquillos que escapan por alguna travesura. Y el cielo cambia de color.  Son ciclos necesarios y estoy convencida de que buscados, de una manera consciente o no.
"Empieza algo nuevo", como ese señor mayor del anuncio de IKEA, que recorre el mundo con su silla plegable bajo el brazo.
Las ideas se empiezan construyendo como vuelan esas hojas, formando pequeños remolinos, que suben y bajan, hasta que llega el golpe de viento definitivo y se elevan a gran velocidad. Ese golpe definitivo es una visión en toda regla, y con toda su fuerza. ...¿Y después?. Después va la acción, y ahí tenemos la fórmula mágica generadora de grandes cosas: Visión+Acción.
Al final se trata de prestar atención a los sentidos: Escuchar el viento, ver el movimiento de las hojas y los nuevos tonos del cielo, y observar como se mueve la veleta, la que todos tenemos dentro, que actúa de brújula. Siempre marca una dirección, sólo hay que aprender a leerla.
Cuando el viento empieza a cambiar hay que prepararse. Lo aprendí en Mary Popins, y me lo recordó  Juliette Binoche en Chocolat.  Ambas llevan siempre su maleta, su abrigo, su bufanda y la vista puesta en algo nuevo. Los ciclos se van cerrando.