(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

lunes, 19 de mayo de 2014

Morera



No sé que hacer con las ausencias. Una veces me dan frío y otras veces me queman, o se me atragantan, porque se quedan atravesadas en el mismo sitio  de la traquea donde se quedan siempre....eso debe ser el nudo en la garganta.
Y yo las condeno a rincones oscuros, a lugares que ni yo conozco bien. A esa especie de trasteros en los que se meten las cosas de cualquier manera, en espera de que cualquier año, por fin, se ordenen y se clasifiquen.
Otras veces, en cambio, las tengo en la librería del salón, como las fotos enmarcadas, delante de los últimos libros que compré. Y están allí y las miro, como si fueran a dejar de ser ausencias de un momento a otro. Como si fueran un gusano de seda. Las miro y me dan ganas de ir a buscar morera, esperando la transformación mágica que me fascinaba cuando era pequeña.
No sé que hacer con ellas. Las miro con respeto, a veces cansada, a veces por encima del hombro, sabiéndome superior a ellas, y sabiendo que su reinado es temporal, que al final, tienen su tiempo limitado y que cuando dejen de quemar, o cuando me dejen respirar, yo seré quien siga aquí, y ellas se habrán difuminado como los dibujos de tiza en el suelo de un patio de colegio.
Mientras tanto, hasta que desaparecen, las miro de arriba abajo, del derecho y del reves, buscando eso que las hace estar tan presentes, buscando por qué esas ausencias son tan importantes para mí. Buscando eso que fue tan bueno. Al encontrarlo y darle más valor que a la ausencia misma, esta se hace más pequeñita cada vez...porque yo ya he encontrado mi morera. Lo que me hace crecer, evolucionar y transformar mi realidad.
Si es que no somos nada....un gusanito de seda.