(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

jueves, 31 de diciembre de 2009

Servicio de mensajería.




Esta noche, a las doce en punto sonará el timbre de la puerta.


-Buenas, dirá el mensajero, -le traigo un paquete, creo que es el año nuevo. Que lo disfrute.


Y se llevará el año viejo, igual que hace el repartidor de las páginas amarillas.


Una caja vacía. Eso traerá el paquete. Para llenarla de lo que uno quiera. Es lo bueno de las cajas vacías, que podemos elegir qué poner, en qué cantidad y cuándo hacerlo.


Yo tengo unas cuantas cositas para poner en la caja, pero las tengo que meter con cuidado porque son cosas delicadas y tengo que dejar sitio para otras que seguro que querré meter más adelante.


Hay cosas de la caja vieja que quiero conservar, otras se irán al contenedor de reciclaje y algunas, ni eso.


Esta noche abro mi caja número 38. Creo que va a ser una caja interesante, emocionante y un poco complicada. En un año, la respuesta.




Feliz 2010.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Sinceramente vuestro


Queridos Reyes Magos,


Tengo serias dudas acerca de vuestra existencia. He oido cosas. He escuchado rumores que os cuestionan. Lo teneis todo en contra. Mis amigos de la oficina me dicen que los reyes son los padres, aunque a mí me cuesta creerlo. Los hijos adolescentes de mis amigos incluso insinuan que tampoco existe el pajarito Pinzón, cosa que me extraña en extremo porque en ese caso ¿Cómo sabeis quién merece los regalos y quién no? ¿Es posible que tengais satélites espias? ¿Sabeis como funciona el Google Earth?...nada sustituye al pajarito Pinzón, se pongan como se pongan.

Yo, de verdad que en mis cincuentaydos años nunca me había planteado seriamente que no existierais, así que disculpadme si os sentís ofendidos, pero el otro día algo me hizo sospechar por primera vez. Algo me hizo sentir el vértigo del desengaño y un escalofrío recorrió mi cuerpo mientas me preguntaba si era cierto lo que escuchaba.

Era ya tarde, yo estaba en la cama y mi madre, que estaba en la cocina fregando el tazón del colacao que me prepara todas las noches, le preguntó a mi padre que que era eso del "ifon", y que dónde se compraba. Mi padre le contestó que no tenía ni idea y a continuación le dijo en un tono muy serio a mi madre: Oye, hay que hablar con el chico y decirle la verdad. Un ratillo más continuaron chismorreando por lo bajinis y a la mañana siguiente mi padre me dijo: Fernando, tu madre y yo pensamos que ya es hora de que sepas algo acerca de los Reyes Magos.Podeis imaginar que en ese momento se me vino el mundo encima, porque alguna cosilla yo ya sospechaba. Pero mi madre miró a mi padre con los ojos muy abiertos como si se le fueran a salir de las órbitas y mi padre me dijo: Nada, hijo, mira, que no hace falta que les pongas tanto turrón y tanfo Ferrero Rocher la noche del 5 de enero, que están trabajando y no pueden entretenerse tanto, y sobre todo, que si no se lo comen todo que no te mosquees ¿vale?.

Esa explicación me generó dudas profundas porque, si de verdad sois magos ¿qué problema teneis con el tiempo y con los Ferrero Rocher?. En fin. En el fondo, sigo creyendo que mis amigos están equivocados y por eso les pasa lo que les pasa, que les llevais pijamas y kits de pañuelos y colonias, por ser gente de poca fé.

Yo no ¿eh?, yo tengo mucha fé, por eso sé que este año, como he sido tan requetebueno, me vais a traer el I Phone, la X box 360, el viaje al mundial de fútbol para dos personas (que me iré con Julito), y lo que sus Majestades quieran.

¡Con lo bonita que es la ilusión de los Reyes Magos!, ¡Con lo terrible y cruel que sería que no fuera verdad!.

Definitivamente, creo que teneis que ser de verdad. Estoy convencidísimo e ilusionadísimo.

Que tengais un buen viaje desde oriente y hasta el año que viene.

Sinceramente vuestro:


Fernando.


Pd: los I Phone se pueden conseguir en las tiendas Apple, y si no sabes dónde hay, pués en El Corte Inglés que hay de todo.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Incapacidad temporal (espero)

Tanta decisión para algunas cosas,
para casi todas,
tanta energia, tanto coraje
y tanta pasión,
y en cambio, el nudo que me ata
desde el centro de equilibrio,
desde el centro de mi adentro,
y que mueve mis cimientos,
me ahoga y me corta el aire
poco a poco, sin piedad.
Y sólo queda un camino,
como siempre, hacia adelante,
pero no me atrevo a mirarlo,
ni a pensar en no tomarlo,
y mientras tanto, este nudo
me sigue cortando el aire.

domingo, 27 de diciembre de 2009

No, no me gustan las uvas.


Todas las nocheviejas de mi vida, desde que tengo uso de razón, me enfrento a lo mismo. No es algo que me haya traumatizado ni nada de eso, que yo tengo las cosas claras. Lo que me alucina es que después de tantos años, siempre hay alguien que me hace la misma pregunta:

-¿Pero no te gustan las uvas?...No abuela (casi siempre lo pregunta mi abuela), no me han gustado nunca.

Ya he dicho que yo tengo las cosas claras, así que todas las nocheviejas participo el rito de las doce uvas, que yo transformo en doce cosas comestibles que varían, según me da: lacasitos, cacahuetes, pasas. Las tradiciones son las tradiciones.

Y así, después de los cuartos, que una hace las cosas bien, me tomo un cacahuete por campanada. No tiene mucho mérito, lo sé. Por eso mientras yo empiezo el año sin atragantamientos con pepitas y pielecillas, observo a los verdaderos heroes de la Nochevieja, a todos los demás que en doce segundos se meten las doce uvas.

Y como yo no tengo que estar pendiente de respirar y contar a la vez, me da tiempo de hacer muchas cosas en esos doce segundos, por ejemplo pensar en doce momentos mágicos del año que termina.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Noche de paz...y de mucho vicio.

Así terminamos ayer por la noche. Nada de Monopoly en familia, ni de un continental, ni un Trivial. Ni siquiera algo más duro como un Sing Star en la Play. Cuando yo era pequeña, se jugaba a otras cosillas, pero ayer montamos el casino en casa, y además con menores de por medio. Un Black jack a muerte, sin piedad, con el peque de cinco años haciendo de croupier y diciendo "hagan juego, señores", y el de ocho doblando apuestas como un loco. Claro, que ayer sólo se jugaba con fichas, pero es que hoy la cosa ha ido en serio. Hoy cada uno se ha gastado su dinerillo y lo ha cambiado por fichas que valían entre veinte céntimos y un euro...un desmelene. La apuesta mínima veinte céntimos. Alguno ha llegado a perder de golpe hasta dos euros, pero con dignidad.

Los niños han demostrado que son sensatos, porque con jugadas de catorce se plantaban (que es lo que hay que hacer), cosa que me tranquiliza bastante, porque no les puede la codicia, van pasito a pasito...no como yo, que con quince pedía otra carta y con dieciseis me lo pensaba (que es lo que nunca hay que hacer)...pero mira, he tenido suerte. He empezado con cinco euros y terminado con siete y pico. Un fortunón que todavía no sé en qué invertiré.

Lo malo de estás sobremesas tan tensas es que mientras te juegas el patrimonio tienes a tu vera la bandeja de turrones y frutos secos y te lo comes sin hambre, puro vicio. ¡Cuánto vicio junto en una noche!

domingo, 20 de diciembre de 2009

Capacidad espacial


Mi capacidad espacial bien, gracias. Parece ser que sí, que en mi cerebro existe la capacidad espacial. Yo tenía mis dudas. Igual que me pasaba con el sentido de la orientación, que pensaba que en las mujeres no venía de serie, pero sí. Tengo un gran sentido de la orientación, una especie de GPS interior que me hace encontrar los sitios casi instintivamente, pero esto lo dejo para otro día.


Hoy, en un momentillo, he montado una cómoda de IKEA. Hasta ahora esta tareita y otras cuantas no entraban dentro de mis competencias domésticas, pero ya sí. Y ha sido coser y cantar.

La primera reacción al abrir las dos cajas y ver todas las piezas sueltas y las decenas de tornillitos tuerquitas, conectores, puntas, tacos y llaves allen, ha sido de pánico. -Yo no saco de aquí una cómoda ni de coña- he pensado. He tenido la tentación de volver a cerrar las cajas y volverme a la tienda a contratar el servicio de montaje. Y entonces he recordado eso que tantísimas veces yo misma he explicado a tantísima gente: montar los muebles de IKEA es muy fácil. Y sí, superado ese vértigo inicial, he sido capaz de identificar todas las piezas, entender los dibujitos, y que todo encajara perfectamente a la primera. Me ha quedado monísima, ya la tengo en mi habitación y cada mañana cuando me levante y la vea pensaré: con estas manitas...qué apañadica soy.

El gran reto cuando te pones a hacer algo de esto no es la dificultad técnica, es saber qué tornillico va en que agujerico en que lado y en que posición. Una vez descubierto esto, está hecho.

Así que hoy me he dado cuenta de que antes de ponerse a montar como un loco conviene ver bien las instrucciones, hacerse el croquis mental, y con esa capacidad espacial que Dios nos ha dado, mirar todas las piezas y ver lo que pueden llegar a ser: un mueble como el que viste en la tienda. Es una cuestión de visualizar. Y de capacidad espacial.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Qué bonita es la Navidad (segunda parte)


Quedan pocos días para que llegue el primer día de la Navidad. El día en el que realmente ya no hay marcha atrás. El día de la Lotería. Es un día casi tan entrañable como el de Nochebuena.

Menudos lloros me eché yo en Paris, hace unos cuantos años, sola en mi habitación de un aparthotel, viendo a los niños de san Ildefonso por el canal internacional cantando los premios. Me sentí como "un emigrante escuchando un pasodoble allí en tierra extraña". Fué en el año 99, cuando todavía usábamos las pesetas. Se me ponían los pelos como escarpias escuchando el soniquete ese de "veinticincomilcuatrocientos onceee, cientocincuentamil pesetaaas".

Esa misma tarde cogía un vuelo para Zaragoza, para pasar la Navidad en casa, pero ya me había perdido el primer día de las fiestas.

Otro momentazo de ese día es luego, después de comer,viendo las noticias, todos con un sentimiento mezcla de decepción, de envidia y de "otra vez será, lo importante es que tenemos salud", y mientras ahí, venga a abrir botellas de champán peleón, que no debe beberse nadie, los vecinos de un barrio humilde de las afueras de Elche, que juegan desde hace quince años el mismo número en el bar de la peña madridista, y que además este año lo vendieron todo y ha quedado muy repartido.

El día 22 termina, generalmente, con los que, sin perder la esperanza, buscan sus números en los listados de pedreas, y ya una vez descartada toda posibilidad de recuperar algo del dinero invertido y/o tirado , empezamos a pensar en que en dos días nos plantamos en Nochebuena.

Las fiestas Navideñas empiezan con un subidón colectivo de ilusión, todos nos pensamos que este año sí, este año toca, y en pocas horas ese subidón se transforma en un sentimiento mucho más elevado, más altruista y más profundo, mucho más fraternal: lo importante es la salud, el amor y la paz mundial. Y nos sentimos con el alma más limpia porque los millones no nos han corrompido, no como a esos premiados desgraciados que no aprecian lo importante de la vida.

Pobrecillos. Con lo bonito que es decir:"el año que viene seguro que sí". ¿Con qué ilusión afronta esta pobre gente premiada el nuevo año, si por probabilidad, ya no puede tocarles otra vez la lotería?.

Mucho ánimo desde aquí a todos aquellos que alguna vez han sido agraciados con el Gordo, porque pasar un día 22 de Diciembre sin la esperanza de que te toque algo tiene que se muy duro.Espero que al menos se gastaran parte del premio en tratamientos de belleza y salud, pero sobre todo salud, que es lo más importante.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Qué bonita es la Navidad (Primera parte)

A mí en general me gustan todos, no tengo manías, pero justo hace ahora dos años que lo ví, y supe que era para mí.
Fué un flechazo.
Dos días después ya estaba en casa conmigo. Yo estaba encantada, era lo que siempre había querido y allí estaba en mi salón, ese pedazo de arbol de Navidad de más de dos metros.
Cuando abrí la caja en la que venía, toda ilusionada, me sentí confusa. Por muchas vueltas que le daba no veía el arbol por ningún sitio. Cuando lo compré, en esos grandes almacenes de toda la vida, nadie me explicó que venía totalmente desmontado, desarmado, deslabazado. Eran unas setenta ramitas de nueve tamaños diferentes que había que encajar una a una, en un tronco que también había que montar.
Pues nada, a montar. Aquello fué como la obra del Pilar, eso sí, quedó impresionante. Sólo me faltaba llenarlo y sin exagerar, si no le puse doscientas chuminadas navideñas, no le puse ninguna. Y luego las lucecitas.Dos guirnaldas de las larguitas.
La primera navidad que pasó en casa yo no me cansaba de mirarlo....creo que lo quité a finales de Enero. Porque me encantaba y porque no encontraba el momento para deshacer semejante mole.
Total, que en diez meses, a montar arbolito otra vez. Este año ha sido el tercero que me he armado de paciencia y lo he puesto. Como casi todo el mundo en el puente de la Inmaculada.
Lo veo (observese la foto) y pienso: "qué chulo me ha quedado", pero al mirarlo no puedo evitar pensar en lo que me espera en Enero: desmontar y embalar, porque no sé por qué extraño principio, cada año, el arbolito despiezado ocupa más en la caja y es más dificil encajarlo en su embalaje original.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Niebla, lluvia y otros inconvenientes.


El viernes fué un dia nublado y frío. Cuando en Zaragoza empezamos con la niebla, podemos pasar semanas enteras sin ver el sol, y eso hace que andemos todo el día congelados, que la ropa no se seque en los tendederos y que algunos tengan un humor de perros. Creo que el tiempo influye en los estados de ánimo de la gente más de lo que yo puedo entender.



A mí los días así, fríos, nublados, en los que el vaho sale de la boca con cada palabra o cada expiración, y en los que ya es obligatorio llevar guantes y bufanda, estos días, me resultan especialmente entrañables. No es que no me guste el sol. No, el sol me gusta, como a casi todos los seres vivos; como a las plantas o a los caracoles o a las suecas. El sol es muy bueno y nos aporta vitamina D y un montón de cosas (a mí por ejemplo me aporta miles de pecas), pero tengo la suerte de que empalmar diez días seguidos de niebla o lluvia no me parece tan terrible como al resto. Hay gente que se deprime realmente si durante varios días no sale el sol. Se habla incluso de que en los paises nórdicos tienen los índices más altos de suicidios debidos a las pocas horas de luz. Anda que no habrá motivos más importantes para suicidarse que la falta de luz o el mal tiempo.


Los días asi, de niebla y frío, me encanta pasear abrigada y que se me quede la cara fría, mientras tengo las manos calentitas en los guantes, me gusta llevar bufandas enormes que me dan dos vueltas alrededor del cuello o tomarme un café bien caliente con dos dedos de espuma en una cafetería, que huela a café, con ventanales que me dejen ver la calle.


Pero una de las mejores cosas de estos dias es la llegada a casa. Obligaciones domésticas al margen, que siempre hay, lo que me apetece estos días es quitarme los zapatos, ponerme unos calcetines bien mulliditos y abandonarme en el sofá con un libro y una manta, y dormirme al final, oyendo llover. Es uno de mis sonidos favoritos.

Cuando por las mañanas, mientras me ducho, escucho en la radio que va a ser un día de lluvias o que bajan las temperaturas, pienso: seguro que hoy es un buen día.



sábado, 12 de diciembre de 2009

Partida de Risk


Por hacer algo me pongo a jugar al Risk. Hace muchísimo tiempo que no lo hago, pero espero acordarme. No era muy complicado. Tengo listas a mis tropas. Todos partimos en igualdad de condiciones y ahora viene la madre del cordero: El reparto de misiones. Las misiones son secretas, claro. Tomo mi carta: Tu objetivo es conquistar Ucrania y destruir al ejército azul...¿Ucrania? Fijo mi atención en Ucrania. A por ella. Lo importante es no ir directamente, porque si no los demás se pueden dar cuenta de que me interesa y me pueden chafar los planes.


¿Qué se me ha perdido a mí en Ucrania?, pienso, mientras intento que los demás crean que mi verdadero interés está en Ontario y la península del Labrador. A estas alturas de partida, después de dar unos cuantos rodeos, y de haber pasado de largo por Ucrania algunas veces, hago algunas incursiones, cerca del objetivo, en los estados fronterizos. ¡qué dificil es conquistar un pais sin que sus tropas se pongan alerta!. Lo seguimos intentando. Los compañeros de tablero se pueden mosquear si insisto demasiado, así que dejo el tema. Me centro en destruir el ejército azul, con todos los recursos disponibles, pero con mucho cuidado de no desgastarme, porque allí sigue Ucrania, esperando ser conquistada.

El ejército azul ha sido eliminado, y yo ya he dado dos vueltas al mapamundi, así que llega el momento de centrarse en la misión. Ucrania. Es una cuestión de estrategia. Y también de algo de suerte, que los dados siempre tienen algo que decir.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Un ratito de respiro para la poesía.

Apesar de que es un autor tan popular, yo descubrí tarde a Benedetti. Nunca me ha llamado demasiado la atención y de un tiempo a esta parte hay algunos poemas que releo con frecuencia. Este es uno de ellos. Me gusta por su sencillez, por la claridad de sus planteamientos, porque me parecen unas bellísimas palabras. Es de esos poemas que te remueven las entrañas.
El verano pasado descubrí además, que Benedetti, tambien es autor de haikus, no exactamente ortodoxos en cuanto a la temática, pero si en su forma. Se ciñe a las 17 sílabas en todos ellos para intentar concentrar en ellas una sensación, una duda...El libro de haikus de Benedetti se llama "Rincón de haikus". Lo encontré rebuscando en las estanterias de la librería Irrintzi de Estella, que siempre me sorprende, y me lo llevé. No esta mal. Pero me quedo con sus "otros" poemas.
Mi favorito, de lejos, es este:


Táctica y estrategia



Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.
Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.
Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.
Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.
Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple.
Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Misión (casi imposible) de paz



Cuando algo se está cociendo en mi cabeza me resulta muy dificil tomar distancia y escribir sobre algo que no sea eso, y ahora mismo no es que se esté cociendo algo, es que tengo los cuatro fogones encendidos y están en el punto de ebullición. Hirviendo las ideas, los proyectos, las posibilidades. No me canso de darle vueltas. Bueno, sí me canso, a veces me agoto porque me parece que no voy a ver la luz, pero en realidad sé lo que tengo que hacer, sé lo que es importante y lo que hace que me brillen los ojos. En realidad creo que nunca he tenido las cosas tan claras y a pesar de eso le sigo dando vueltas.


¿Dónde están mis frenos? Pues básicamente en el mismo sitio que siempre, en mí. Y lo que he aprendido es que no quiero dejar pasar trenes, porque sé que me voy a arrepentir siempre de no haberlos tomado. Siento que tengo que hacer algo, y no se muy bien cómo, por dónde empezar y hasta cuando hay que luchar...En las pelis se lucha hasta el final. Braveheart hasta que le cortan la cabeza en Londres, Máximo, alias Gladiator, hasta que muere y descansa tranquilo el pobre, después de todo lo que pasa...Pero a mí me gustaría conservar la cabeza en su sitio. Es lo que tiene la vida real, que a veces, cuando te arriesgas, algo se te puede ir de las manos. Se corren riesgos. Claro, que sin esos riesgos, tampoco tendría gracia tener que elegir, o decidir si actuar o no, si quedarte quieto viendo los trenes pasar o subirte al que crees que es el tuyo.


Yo se cuál es el mío. Sin dudas. ¿Qué gano si me subo? ¿Y qué pierdo?. Porque lo que no contemplo es la opción de no subirme. Sólo espero el momento adecuado. Y que no se me haga tarde.




Mientras, las ideas se siguen guisando a fuego lento, crecen, se expanden y se desarrollan casi de manera independiente por mi cerebro como doscientos niños de preescolar en el patio de un colegio. Me cuesta domarlas y que se pongan en fila para poder contarlas, para ver cuántas son.


Al final, no son tantas, pero cunden mucho y la actividad que despliegan es tan grande que me agotan. Necesito pensar en otras cosas, o no pensar en nada.


Ayer, después de pasar dos dias muy intensos en Madrid, que dieron mucho de sí, casi hasta demasiado, tuve que esperar dos horas en la estación y me compré un libro. Buscaba algo de ficción, ligerito de leer y terminé, otra vez, llevándome uno sobre la gestión del cambio. Y van chorrocientos. Antes de subir al tren casi lo había terminado, así que entre los dos días intensos, más el libro "revolucionario", más mis ideas peregrinas, cuando me senté en el vagón seis del AVE ya tenía claro todos los pasos que iba a dar nada más llegar a Zaragoza, esa noche, los días sucesivos y el resto de mi vida...menos mal que me puse el hilo musical y me encontré con un aria de Madamme Butterfly, de Puccini, que me envolvió, me calmó y me hizo volver a ser una mujer tranquila y equilibrada...por un rato, hasta que terminó el viaje y me quité los auriculares.


Me apetece volver a escribir un cuento o un relato, pero ahora no tengo sitio para ellos. Sólamente la música tiene permiso para ocupar parte de mis pensamientos y bloquearlos por un tiempo. Vivimos tiempos de revueltas internas. Es un tema de imponer una fuerza frente a otra.Corazón frente a razón . Ese gran clásico. Cada una tirando con fuerza para su lado, y yo enmedio, de Casco azul de la ONU, intentando un acuerdo, un tratado de paz que deje a las dos partes contentas y que a mí me deje disfrutar un poquito de eso que tanto deseo. Sin daños colaterales.