Esta noche, a las doce en punto sonará el timbre de la puerta.
-Buenas, dirá el mensajero, -le traigo un paquete, creo que es el año nuevo. Que lo disfrute.
Y se llevará el año viejo, igual que hace el repartidor de las páginas amarillas.
Una caja vacía. Eso traerá el paquete. Para llenarla de lo que uno quiera. Es lo bueno de las cajas vacías, que podemos elegir qué poner, en qué cantidad y cuándo hacerlo.
Yo tengo unas cuantas cositas para poner en la caja, pero las tengo que meter con cuidado porque son cosas delicadas y tengo que dejar sitio para otras que seguro que querré meter más adelante.
Hay cosas de la caja vieja que quiero conservar, otras se irán al contenedor de reciclaje y algunas, ni eso.
Esta noche abro mi caja número 38. Creo que va a ser una caja interesante, emocionante y un poco complicada. En un año, la respuesta.
Feliz 2010.
Me ha gustado la idea de la caja, te la copio, hala.
ResponderEliminarDyhego, pues a llenarla de cosas chulis.
ResponderEliminarEstoy contigo maite...este nuevo año es una caja vacía, es como cuando te entregan un regalo y la incertidumbre, la alegría y la ansiedad por saber que contiene te invade...
ResponderEliminarIsa, espero que la llenes de cosas buenas.
ResponderEliminarUn beso.
A mi tambien me ha gustado mucho y no puedo dejar de meter cosas en la caja...entre ellas unas buenas resoluciones y un sueño!!!!
ResponderEliminarMaite, no dejarás nunca de sorprenderme
Hola Martina, sorprender a los lectores es uno de los objetivos de los escritores, así que me alegro mucho de sorprenderte.
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