Así terminamos ayer por la noche. Nada de Monopoly en familia, ni de un continental, ni un Trivial. Ni siquiera algo más duro como un Sing Star en la Play. Cuando yo era pequeña, se jugaba a otras cosillas, pero ayer montamos el casino en casa, y además con menores de por medio. Un Black jack a muerte, sin piedad, con el peque de cinco años haciendo de croupier y diciendo "hagan juego, señores", y el de ocho doblando apuestas como un loco. Claro, que ayer sólo se jugaba con fichas, pero es que hoy la cosa ha ido en serio. Hoy cada uno se ha gastado su dinerillo y lo ha cambiado por fichas que valían entre veinte céntimos y un euro...un desmelene. La apuesta mínima veinte céntimos. Alguno ha llegado a perder de golpe hasta dos euros, pero con dignidad.
Los niños han demostrado que son sensatos, porque con jugadas de catorce se plantaban (que es lo que hay que hacer), cosa que me tranquiliza bastante, porque no les puede la codicia, van pasito a pasito...no como yo, que con quince pedía otra carta y con dieciseis me lo pensaba (que es lo que nunca hay que hacer)...pero mira, he tenido suerte. He empezado con cinco euros y terminado con siete y pico. Un fortunón que todavía no sé en qué invertiré.
Lo malo de estás sobremesas tan tensas es que mientras te juegas el patrimonio tienes a tu vera la bandeja de turrones y frutos secos y te lo comes sin hambre, puro vicio. ¡Cuánto vicio junto en una noche!
Nada como hacerles perder para que el vicio se pierda con los céntims.
ResponderEliminarFelicidades Maite
Una vez jugamos en casa a un inocente juego de apuestas sobre cartas conocido como "el copo" o también "el hijoputa". Consiste en apostar a que puedes "matar" la carta que te eche la banca con las cuatro que tienes, usando la puntuación del guiñote (as-tres-rey-caballo-sota-siete-seis...) Estábamos entre amigos, pero no caímos en poner un límite de apuesta... Cuando sobre la mesa hubo 15.000 pesetas nos dimos cuenta de que la cosa se nos había escapado de las manos...
ResponderEliminarCuidado. Es peligroso meterse en berenjenales así...
¡Los vicios es lo mejor de la virtud!
ResponderEliminarSalu2, millonaria.
Lo nuestro ha sido con el infantil juego de cartas de "el reloj", pero nos levantamos de la mesa después de 5 horas sin podernos explicar...pero...como?! con niños incluidos.
ResponderEliminarCapitán, pierden como todo el mundo, nada de dejarlos ganar a los pobrecitos...aprenden a perder a ganar, a decidir, a sumar...a un montón de cosas. Es un riesgo controlado.
ResponderEliminarUn abrazo
Herodoto, El peligro está controlado...es mejor que conozcan estas cosas en casa que por ahí, que pueden acabar con un grupo de insensantos jugándose 15000 pesetas al copo sin darse cuenta.
ResponderEliminarDyhego, pues a darse al vicio.
ResponderEliminarSaludos.
Marocha, no sabía que tenías un blog, ¡Qué sorpresa!. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Tendrás que invitarme una noche para experimentar eso; de momento me conformo con un buen singstar que ¡ojito! acabe con el titulo de superstar!!!!!!! hasta me olvide del todo de los turrones, pastelitos y frutos secos.
ResponderEliminarMe encanta que los niños sepan perder; para mí es una virtud. un beso para ellos
Bueno, lo de saber perder es a ratos, que otras veces ya sabes cómo se ponen.
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