Las luces del jardin se empezarón a encender como cuando empieza a llover y caen unas gotas aquí y otras allá, primero muy despacio y luego, precipitadamente, casi todas a la vez, hasta que el estanque quedó completamente salpicado de luces y sombras. Ni una gota de aire, y sólo el ruido de unos aspersores que parecían escupir enfadados, cansados de hacer cada noche lo mismo, cansados de verme sentada en la escalera, como cada tarde, esperando a que se encendieran las luces. Buscando las palabras que no era capaz de decir.
Y allí permanecí hasta que las luces se empezaron a apagar, después de una noche que se volvió fría y de un amanecer que me hizo despertar. Y las palabras se ahogaron junto al estanque. Y nunca volví al jardin.
Hace muchísimo tiempo que no veo luciérnagas.
ResponderEliminarSalu2
Yo tampoco las veo ya, pero como diría la tapa de un yogur :"siga buscando".
ResponderEliminarUn beso.
...ufff que suerte teneis ya que yo no he visto nunca ninguna aunque, no pierdo la esperanza porque el dia en el que las vea me sentiré dentro de un sueño como me he sentido al leer esta entrada..un beso!!!
ResponderEliminarIsa...¿nunca has visto una?...bueno, no suelen andar solas, cuando ves una, ves a toda la cuadrilla, son muy gregarias, jeje!! esto parece National Geographic.
ResponderEliminarUn beso.