Por las noches, cuando me despierta la sed, me asomo al pasillo con sigilo, como si tuviera que tener cuidado de no descubrir a alguien que cuando los demás dormimos, tomara la casa, el espacio, las horas dormidas que nosotros no usamos.
Voy a la cocina a beber agua, y de regreso a mi cuarto me asomo a las habitaciones de los niños. Todo está bién. A mi espalda dejo el pasillo que es mío, pero que a veces se me antoja ajeno. El silencio me manda a dormir y yo lo escucho y no oigo nada. Todos duermen y no hay nadie más.
Y si yo me duermo ¿me mirará alguien?. Tengo mucho sueño.
Enseguida se hace de día, y la luz me da las respuestas. No ha hay nadie más. Nunca lo ha habido. El día hace que vea todo más claro. Pero esta noche, otra vez será de noche y sentiré esa presencia que me dice que nada es mío, que nada es eterno...¿Es alguien o es mi conciencia?.
Hola Maite.
ResponderEliminarA mi me pasa lo mismo, y estoy seguro de que, a mi entender (bastante limitado, por eso de ser hombre, ya sabes) es el estado de alerta ante la oscuridad. Ante el enemigo del que instintivamente nos protegemos activando nuestro radar. Una especie de alarma interior para cuidar lo que mas nos importa.
Nuestra guarida.
Un saludo.
Estoy contigo, esa debe ser la explicación racional...pero a veces me acuerdo de eso de "en ocasiones veo muertos" y se me olvida lo racional y no veas que rápido vuelvo de la cocina al cuarto
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