La familia de Eduardo Puelles nos ha enseñado hoy como se lucha contra los asesinos, hijos de puta. Con la cabeza alta y sin miedo. No hay que ceder nunca, nada.
Se me han puesto los pelos de punta viendo a su familia: su hermano, su mujer, sus hijos, casi unos hombres, orgullosos de Eduardo, un vasco que trabajaba en Indautxu, que nació en Barakaldo. Un patriota vasco, amante de su pueblo. Como ha dicho su hermano, un gudari que llevó a la carcel a más de 70 cobardes de pasamontañas. Seguramente Eduardo evitó muchas muertes ajenas y mucho dolor en su pueblo. Su vida ha sido valiosísima. Su muerte inutil.
Así se habla, Maite. Esa familia se merece un monumento, al menos su vida sirvió para evitar Dios sabe cuántas muertes.
ResponderEliminar"no voy a llorar. No les voy a dar la satisfacción de que me vean verter lágrimas. Eso lo haré a solas, en la intimidad. Ahora quisiera decirles a esos asesinos que no han conseguido nada, que no van a conseguir nada. Que la muerte de mi marido sólo ha servido para dejar a una mujer viuda y a unos hijos huérfanos. Pero somos muchos, y no van a poder con nosotros..."
ResponderEliminarSin comentarios. ¿Para qué hacen falta más?
Jose Miguel esa familia ha mamado la valentia y la dignidad en su casa y eso ni lo destruye un bombazo.
ResponderEliminarEnrique, no se puede añadir nada, lo ha dicho francisca, su mujer "somos más que ellos..."
Maite, qué te voy a decir, que aún sigo cabreado internamente, por mucha familia o demás.
ResponderEliminar¡Esto es una puta vida!
Maite, personas como tú me llenan de orgullo.
ResponderEliminarUn abrazo
Mi querido y admirado Javier, el cabreo no nos lo quita nadie, pero nos podemos cabrear juntos ¿no?, al final nos duelen a todos cosas parecidas.
ResponderEliminarUn beso balsámico.
Gracias por tu visita y por tus palabras Ricardo.
ResponderEliminarUn abrazo