(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

sábado, 10 de abril de 2010

La libertad empieza por los piés



Una de las cosas que más me relaja es quitarme los zapatos en cuanto llego a casa. Es lo primerito que hago. Yo no creo en "las zapatillas de estar por casa". No soy partidaria. Prefiero "los calcetines de estar por casa". Los mejores, los que uso con las botas de montaña, que son muy mulliditos.


El día, raro, que termino poniéndome unas zapatillas, acaban perdidas en alguna parte de la casa y luego tardan días en aparecer. Tampoco las echo de menos, la verdad, y eso que las mías son unas Nordikas de esas estupendas comodísimas que me trajeron los Reyes. Ahora mismo, mientras escribo esto, veo debajo del sofá algo azul, y me parece que van a ser mis zapatillas. Pobrecillas. ¡Qué abandonadas las tengo! ¿Desde cuándo estarán allí?.
A veces pienso que esto de ir descalza por casa es una especie de resistencia a crecer, a hacerse mayor, una especie de complejo de Peter Pan. A los niños les encanta ir descalzos. Cuando están en casa de algún amigo y están jugando por todas las habitaciones, poniéndolo todo patas arriba, cuando más agustito están...siempre van descalzos. Yo lo hacía. Llegaba a casa de mis primas, que tenían una casa enorme con suelo de parquet y me encantaba quitarme los zapatos para patinar por el pasillo.

Estoy pensando que si se pudiera estar descalzo en más sitios igual las cosas nos irían mejor, por ejemplo en el trabajo. Nos sentiríamos más libres, porque el zapato, al fin y al cabo es un elemento opresor, más creativos, más productivos...estoy teniendo una visión: alguien en la mesa de su oficina se levanta y se dirige hacia la impresora a recoger algo que ha enviado a imprimir, su andar es relajado, seguro, firme, como sintiéndose el dueño del mundo...claro, es que ¡no lleva zapatos!...Eso es sentirse como en casa.

8 comentarios:

  1. Los Coreanos del Sur (los del norte pobrecitos), trabajan descalzos. Ponen cojines debajo la mesa del despacho o de la oficina. Y van descalzos...

    Tenemos un cliente coreano...Agencia de Viajes, organizadores de la Olimpiadas ....pues eso...con cojines..y descalzos...PLENA ZIFILIZAZIÓN.

    Beossss

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  2. Maite, estoy contigo no hay nada como ir descalzo es inmensamente liberador y en la orilla del mar ohhh!!..si supieras la de veces que he ido a salir de casa descalza...jeje si no fuera por ese grandullón de metro ochenta y cuatro que tengo como compañero de viaje..:)
    Un beso

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  3. Mariángeles, pues por algo será, eso respalda mi teoría.
    Un beso.

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  4. Isa, ¿Tu churri te tiene que recordar que te pongas los zapatos antes de salir de casa?...Tú si que vives feliz.
    Un beso.

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  5. EI Maite, lo de andar descalzo por el curro ... observa en el tuyo que haberlos haylos (se escribe así?).

    Seremos anónimos por una vez, nunca sabes quien te lee

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  6. Anónimo,
    ya me fijaré, ya.
    Y tienes razón, nunca sé quién me lee. Los blogs son así, para eso están. Yo solo me preocupo de escribir.
    Un saludo.

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  7. Maite, esto es como todo no me puedo quejar jeje..pero ultimamente me tiene..sera la primavera que lo tiene revuelto..a ver si se descalza y se libera.
    Un beso

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  8. Pues nada, a ver si consigues que se te descalce...

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