Hace un rato, mientras anochecía, ha caído un chaparrón de impresión. Me ha pillado en el coche, camino de casa. Semejante tormenton me ha ayudado a terminar el día, por fin, después de una semana complicada, con una calma que ya necesitaba.
Esta mañana el día ha salido radiante, con un cielo azul que hacía daño a la vista, pero yo lo veía todo oscuro.
Afortunadamente, a pesar de que las cosas dolorosas y la tristeza todavía me acompañan, todo empieza a asentarse. Hay mucha gente que me necesita al cien por cien, así que eso es suficiente para que no pueda permitirme el lujo de recrearme en lo que no quería que fuera. Las cosa ahora van a ser distintas. Más difíciles, seguro, y en cierto modo, menos ilusionantes. Pero ahora la motivación es conseguir que todos estén bien, que recuperen la tranquilidad, las ganas de pasarlo bien y que se sientan orgullosos de lo que hemos hecho hasta ahora, y de lo que hagamos en adelante.
Mi muro sigue siendo más muro que nunca. Los acontecimientos de esta semana me siguen pareciendo un mal sueño, y además se que lo que me espera no es fácil, pero aquí estoy en el campo base 1. En cuanto despeje un poco el tiempo, ya mismo, empiezo a subir.
Hace un rato que ha dejado de llover. Hoy es uno de esos días que me hubiera encantado dormirme con el sonido de la lluvia, pero al menos, con la que ha caído, ya no tengo que llevar el coche a lavar, que le hacía falta ya.
maite, dormir con el sonido de la lluvia es de los sentimientos más reconfortantes que se puede sentir, lo olvidas todo y te sumerges en el sueño..un beso
ResponderEliminarIsa, al final toda la noche con un tormentón tremedo.Y si, he dormigo genial, aunque poco.
ResponderEliminar