Ahora mismo tengo dos venenos corriendo por mi torrente sanguíneo. Uno hace tiempo que llegó al mismísimo centro de bombeo, y eso a veces dificulta la circulación. O no me llega la sangre al cerebro o me llega en avalanchas, exaltada perdida, incontrolable. Unos días lo llevo mejor, otros peor. La verdad es que me pilló un poco desprevenida y a lo que me quise dar cuenta ya era tarde, ni torniquetes, ni antídotos, ni nada de nada.
El otro no es tan grave. Es esa idea que un día empieza a tomar forma y de repente te das cuenta de que ha dejado de ser una idea, un podría ser, para convertirse en un proyecto, en algo a lo que le vas dando forma y que sabes que vas a hacer. Se llama Posets, y ya está pensado y medio planeado, a falta de fecha. Este veneno es de esos que terminan saliendo, lo malo es que sale uno y aparece el siguiente.
El que me preocupa es el otro, el primero. Tranquilamente podría llamarse Annapurna, o Dhaulagiri...por decir algo, y no sé qué hacer con él. Pero claro, ir para allá con unas maripís victoria sin calcetines y una fiambrera con tortilla de patata no es serio...lo que si que es cierto es que los ochomiles forjan el caracter, eso si....aunque como me lo siga forjando me van a salir filigranas.
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