(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

lunes, 7 de junio de 2010

La parada


Sentada en la parada del autobús, veo a la gente subir y bajar. Los que han llegado más tarde que yo, después de unos minutos, me terminan dejando allí, mirando hacia el principio de la calle, esperando.

No sé que estoy haciendo yo aquí, la verdad. No quiero esperar en las paradas, pendiente de las frecuencias...cada cinco, cada diez, cada quince minutos.
En algún sitio habrá que esperar, pienso, ¿Por qué no aquí?.No tengo ni bonobús, ni cambio para un billete.

No, bastante hay que esperar ya en otros sitios, no me gusta la sensación de depender de algo. Esperar que llegue mi número, a ver si para, si no va muy lleno, que llegue a tiempo, y que me deje justo dónde quiero...demasiadas cosas que no dependen de mí.

Definitivamente, prefiero ir andando. Me levanto y me voy. Además, dentro de la marquesina de la parada hacía demasiado calor. Ahora me doy cuenta. No podía casi ni respirar. Mucho mejor ir andando. Se pone a llover. Todavía mejor.

Me desespera esperar, sin poder hacer otra cosa que esperar.

2 comentarios:

  1. Hola Maite.

    Ya somos dos, a mi tampoco me gusta esperar, y menos llegar tarde a donde sea.
    Y tengo el defecto de llegar demasiado pronto...
    Feliz día

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  2. Buenos días Maria,
    Si llegas demasiado pronto, te va a tocar esperar muchas veces.
    Yo reconozco que saber esperar es una virtud, pero hay que saber cuando ya no vale la pena esperar más.
    Besos.

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