(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

domingo, 20 de junio de 2010

Herencia genética

Copa de Rioja, poco antes de pasar a mejor vida.


Uno es de Bilbao pero hasta cierto punto, dijo anoche mi cuñado, el de Portugalete. La noche estaba fresquilla, ideal para cenar al aire libre con una chaquetita. Hacía un rato que me había puesto el forro polar, uno muy fino pero justo lo que necesitaba para estar agustito en el jardin. Todos en manga larga y el vasco ejerciendo de hombretón del Norte hasta que pidió una sudadera prestada. Al final lo del Rh negativo no nos hace tan distintos.

Lo que en realidad anoche supuso un problema para mí fueron los doce kilómetros de autovía Mudejar que separan Maria de Huerva de mi casa. Como una es responsable, ya iba mentalizada con el tema bebida. Una cervecilla o dos y luego a cocacolas o cosillas así. No contaba encontrarme con los pedazo de Riojas que me encontré. Y ahí si que tuve que hacer un ejercicio de autocontrol y responsabilidad porque si hay algo que me pierde es un buen vinito...Como recibimiento un Ramón Bilbao, servido en copa de las generosas, para que se airee bien, y luego para rematar un Cune. Y yo pensando en la dichosa autovía, y luego bebiendo agüita fresca, mientras el Rioja me guiñaba un ojo desde la mesa...¡qué provocador!.

Como en casi todas las reuniones gastronómico-familiares una copa terminó derramada sobre el mantel. Y como en la gran mayoría de las ocasiones, mi madre hizo los honores, aunque yo he heredado de ella esa habilidad y también se me dá muy bien.

A mi padre le gusta el buen vino y sabe apreciarlo. Mi madre es especialista en derramarlo por encima de la mesa. A mejor vino, más posibilidades tiene de terminar sobre el mantel. Es una ley no escrita que siempre se cumple. Creo que nunca ha derramado un vaso de gaseosa o de fanta de limón...

Ambas características, la de mi padre y la de mi madre las he heredado yo. Fusión pura. Cuando derramo una copa, como lo aprecio tanto, me duele en el alma y cuando lo hace otra persona, como sé que es algo inevitable, que si tiene que suceder, sucede, pues le quito importancia. Es lo bueno de ser tan completita, que se tiene una buena visión global.

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