Campanas

Ni un solo verano he faltado. Ahora, escuchando las campanas, recuerdo que de niño llegaba en cuanto terminaba el colegio y corria a la plaza a buscar a todos. Sólo mi primo Mateo vivía aquí todo el año. El resto esperábamos las vacaciones con verdadera impaciencia .

El sonido de las campanas...¡Qué buenos recuerdos!, el repicar de los días de fiesta. Recuerdo las campanas de San Pedro, San Juan y San Miguel repicando a la vez el día grande antes de la procesión.

Nunca me aprendí los distintos toques de las campanas, pero las recuerdo siempre repicando, son los sonidos de mis veranos, de mi infancia y mi adolescencia. Carlos y yo siempre terminábamos discutiendo qué significaba este o aquel toque: oración, llamada a misa, difuntos, incendio en un campo cercano....Mateo nos miraba con paciencia y nos volvía a explicar la diferencia.

Estas campanas que hoy se escuchan en el barrio de San Pedro me despertaban todas las mañanas de esos veranos que he pasado aquí. Y en Agosto, el día del Santo, con la ropa blanca recién estrenada, estas mismas campanas me acompañaban en mi carrera por las calles de adoquín hasta la casa de Mateo. Después los dos juntos esperábamos a los otros en los bancos de la plaza...

Hoy no hace falta que Mateo le explique a Carlos qué están diciendo las campanas de San Pedro. Ahí están los dos juntos, mis queridos amigos, y el sonido de mis años más felices. Es la última vez que las escucho. Después de tantos años es la primera vez que escucho un toque a difuntos y lo reconozco sin dudarlo...Pero me gustaría despedirme con un repicar alegre como el que entraba por mi ventana junto con la claridad del sol los dias de fiesta grande.