(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

sábado, 4 de septiembre de 2010

Sangre de horchata


No recuerdo haber elegido esto. No recuerdo haber decidido que iba a dejar que alguién me importara tanto. Ha sido un gol por toda la escuadra. Tampoco recuerdo haber autorizado a nadie a poner patas arriba mi estabilidad emocional.

Pero, como en otras muchas ocasiones, las cosas suceden sin contar con nosotros. Suceden y toca tragar. Y resulta que esto es como la hipertensión, que hasta que no te dá un jamacuco no sabes que eres hipertenso. Y cuando te da, la cosa ya es grave y por mucho que tomes Danacol, no hay nada que hacer.

Yo me tomo un Danacol cada día, pero no me hace nada. Mi "tensión" sigue igual. Por las nubes.

Otras veces tomo Actimel, por lo de las defensas, pero no me defiende de nada. Lo del inmunitas no funciona, porque ya tengo anticuerpos.

Otra cosa que podría hacer y que no he probado es hacerme transfusiones de horchata, porque así, con el tiempo tendría las venas y las arterias llenas de zumito de chufa, y supongo que así desaparecería la hipertensión, y este "vivo sin vivir en mí"..."y tan alta vida espero que muero porque no muero."... Ponerme mística ya es lo último que me falta. Mañana sesión doble de Bob Esponja, para mitigar un poco. Y el Domingo montaña arriba, para mitigar del todo, al menos, por unas horitas.

2 comentarios:

  1. La montaña vuelve la sangre roja, muy roja.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. De ahí van a venir mis males entonces, y no hago más que empeorarlo.
    Un beso, Capitán.

    ResponderEliminar