Uno de los recuerdos más angustiosos que tengo de la infancia viene de algo que sucedía los Viernes por la noche en el salón de mi casa: Los concursantes del 1,2, 3 con los últimos 3 regalos; El coche ya había salido, pero no el apartamento en Torrevieja (Alicante), ¡ni la Ruperta!...¡Qué nervios!, y para colmo Mayra diciendo: "os doy medio millón de pesetas y nos olvidamos de lo que hay en la mesa" ¡qué mala!. Uno solía decir, "venga cariño, nos quedamos con el dinero que es lo seguro" y el otro siempre contestaba: "pero es que no ha salido el apartamento y tengo la corazonada de que está en la casita de muñecas, no se por qué..."así se pegaban un rato hasta que uno de los miembros soltaba la frase mágica: "Aquí hemos venido a jugar"...en ese momento todos pensábamos "ya la han cagao". Pero es una frase que dignifica la derrota o que refuerza la victoria, según como vaya la película.
Escoger algo, una sola cosa, implica renunciar a lo demás, y lo que cuesta no es elegir sino renunciar. Mejor dicho, lo que cuesta es renunciar a cosas y asumir que nos podemos equivocar.Si nuestras decisiones sólo nos van a afectar a nosotros la cosa no es tan grave, pero cuando otros dependen de nuestra decisión nos podemos sentir como un concursante del 1,2,3 delante de Mayra Gómez Kemp...¿y si me sale la Ruperta?...El que tiene la capacidad para decidir, tiene el derecho a equivocarse, la peor decisión es la que no se toma. Yo suelo pensar que si alguién confía en mí para tomar una decisión, no voy a desconfiar yo de de mi capacidad para tomarla, y si sale "la calabaza"siempre nos queda el "hemos venido a jugar"....que dignifica la derrota.
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