(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

domingo, 23 de enero de 2011

Confesión (II): El hombre de mi vida.


Dicen que el primer amor es el de verdad y que es especial y todas esas cosas que han llenado tantas canciones y tantas historias. Otra corriente de pensamiento con autoridad en esta materia dice que en realidad el mejor es el último. Yo del primero ni me acuerdo y el último, que me ocupa en estos momentos, a pesar de que he intentado evitarlo por todos los medios, me tiene sumida en el caos.
A mí el que de verdad me ha marcado ha sido mi gran amor platónico.  Fuí muy precoz, lo tengo que reconocer, pero es que cuando el amor llega así de incontenible, pues no hay nada que hacer. Seis años   tendría yo entonces cuando descubrí al hombre con el que me quería casar. Lo tenía clarísimo, solo era cuestión de tiempo. Tenía que hacerme mayor, pero mientras tanto, no faltaba a mi cita semanal con el amor de mi vida: Curro Jimenez....¡Cómo me gustaba!. Hubiera sido más adecuado para mi edad el Estudiante, pero lo encontraba demasiado inmaduro, muy crío. A mí me gustaba Curro porque era un hombre con las ideas claras, maduro, de voluntad firme y de valores inquebrantables y además, me parecía el más guapo del mundo. Lo tenía todo, y además era un tío libre que no dependía de nadie y que no rendía cuentas...Estaba claro que estábamos hechos el uno para el otro. Recuerdo perfectamente cuando decidí casarme con él, un día, después de ver la serie, en casa de mis abuelos. Recuerdo la cama nido, el papel pintado de la pared y la pena de tener que esperar una semana entera para volver a verle. Al final no me casé con él, no por nada, sino porque debí conocer a algún otro en quinto o sexto de EGB que me hizo olvidarle, pero algo de aquello ha quedado. Después de mucho analizar, me he dado cuenta de que el perfil que me gusta no ha cambiado mucho: Un cabecilla rebelde, un revolucionario, un librepensador, un tío que cree en lo que hace, que busca desafíos, valiente, generoso,siempre rodeado de gente, pero de espíritu solitario, un buscador de libertad...vamos, uno de esos que no se casa con nadie...¿Me habré enamorado ahora de William Wallace, alias Braveheart?...¿Y entre Curro y William con quién me quedaría?...difícil porque el producto nacional es garantía de calidad pero lo de la faldita escocesa tiene su punto.

4 comentarios:

  1. Por fin has confesado, ¿eh? que calladito te lo tenias.
    Un besito de buenas noches y a soñar...

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  2. Te lanzaste tú con lo del Yors cluni y estaba yo con el run run de lo mío. Una vez que lo sueltas, ves que no es para tanto.
    ...¿al final no hubo ni Heineken ni terapia?...por las horas.
    Besos

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  3. ¡que agradable sorpresa encontrarme hoy con este blog! Totalmente identificada contigo. Tú tenías seis años cuando lo descubriste, yo diez años.
    ¿con quien me quedaría, con William Wallace o con Curro? Sin duda con nuestro Curro, el mejor heroe del mundo.
    Muchos besos, Maite

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  4. Rosa....entiendo que con diez años tú ya tenías más posibilidades que yo, y la cosa sería mucho más seria.
    Si tú te quedas con Curro, yo me conformo con Wallace, no pasa nada, me parece bien.
    Un abrazo y gracias por tu visita.

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