23 de Enero. Buen día para quitar el arbol de Navidad. Lo podía dejar un mes más, le da un aire alpino al salón que me gusta mucho. No sé si ponerme primero con el desmantele navideño o con la pretecnología de Javier. El pasado siempre vuelve a saldar cuentas pendientes y esta tarde me espera mi pasado en forma de girasol de lentejas. Miro la lámina y se me ponen los pelos de punta. Recuerdo las lentejas saltando y haciéndome la burla. Pegaba una y se me despegaban tres. Nunca me quedaba bien eso de pegar legumbres...¿sería por el pegamento?¿sería por las lentejas? ¿sería por mí?. Y además, yo me pregunto si treinta años después, nadie ha encontrado otra cosa que pegar en las láminas que no sean lentejas o judías blancas, algo más actual, más acorde con los tiempos en los que estamos, y sobre todo, algo que se pegue bien, por ejemplo, rodajas de espetec (el del Mercadona no tiene nada que envidiar al de Casa Tarradellas), unos sticks de memoria de los baratitos que tienen pinta de adherirse muy bien o cualquier otra cosa que no sea de la familia de la leguminosas. Como no quiero que suspendan a Javier, hoy vamos a dejar estar lo de las lentejas y me voy a enfrentar a los fantasmas de mi pasado pero en la próxima reunión de padres voy a plantear el tema, que siempre hablamos de lo mismo y además esas reuniones me resultan tremendamente aburridas.
Y ahora a coger el toro por los cuernos, lentejas y arbol; arbol y lentejas...tanto monta, monta tanto.
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