Como hoy tenía que viajar, ayer por la noche me dediqué a ver una peli muy interesante que terminó casi a la una. Buena hora para empezar a decidir qué me llevo en la maleta y para plancharme dos o tres cosillas. Aprovechando el ratillo de plancha en la cocina, me lío la manta a la cabeza y me pongo una lavadora con el nordico que me entra un poco"pretico" en el tambor. Consigo meter también la arielita y cierro...en este caso, más vale maña con fuerza, si no, imposible.Sigo planchando, menos mal que no me dá por irme a dormir, porque de repente la lavadora empieza a rebosar espuma y agüita por un sitio que al principio no consigo localizar porque está toda cubierta de espuma. Al final es el cajetín del detergente, que es la única vía que encuentra la espuma para escapar. No pasa nada. Recogemos y aprovecho para fragar el suelo de la cocina, ya que estamos. Dos de la mañana, me hago la maleta en cinco minutos y me voy a la cama. me pongo el despertador del móvil que es tan amable de informarme de que me quedan tres horas y cincuenta minutos para que me suene la alarma. Apago la luz. Voy a caer como un tronco. Pero oigo ruidos. Dos, concretamente. Uno más continuo y otro que se repite cada pocos segundos, pero no les doy importancia, porque lo que quiero es dormirme. Los ruiditos se ponen pesaditos, y como no hay nadie más en casa decido levantarme a ver de dónde vienen....no porque tenga miedo ni nada, pura curiosidad ciéntifica. Dos y veinte de la mañana. Doy toditas las luces de la casa, pero que no es por miedo, es porque así me dá la sensación de que escucho mejor de dónde viene el ruido. Espero que no sea nada sobrenatural que hoy no estoy preparada para eso, que tengo que madrugar mucho. Localizo un ruido en el cuarto de Santi. Es la aguja del minutero del despertador de Piolín, que está atascada y hace cosas raras. Respiro un poco más tranquila. Me queda el otro....que suena más por la cocina. Compruebo que es la secadora que hace el ruido de siempre de toda la vida, pero claro, las dos de la mañana no son horas de ponerla. Dos y veinticinco, me vuelvo a la cama, aunque esto lo he deducido porque cuando a las seis me ha sonado el despertador estaba allí, porque no recuerdo el trayecto de la cocina a mi habitación, creo que ya lo hice dormida.
Mientras me ducho pienso en los fenómenos para anormales de la noche que todavía no ha terminado. Podría haber sido peor. Podría haberse inundado la casa, por ejemplo, o cosas peores que pasan el El sexto sentido. Pero no. Menos mal
MAITE:
ResponderEliminarEn mi casa no tenemos (espero) polstergueist... pero la cabrona de la gata me da cada susto cada vez que se sube a la cama... Como no hace ruido, la cabronaza, da un salto y se acurruca en los pies de mi moza, y me da cada pasmo...
¡Joder!
Salu2.
Dyhego, pues qué quieres que te diga, yo prefiero un poltergueist a un gato, que no me gustan nada de nada.
ResponderEliminarque te sea leve!!