(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

miércoles, 17 de marzo de 2010

Se hace camino al andar.



Cuando el Domingo por la mañana empezamos nuestra caminata por el Moncayo, teníamos clarísimo que queríamos llegar hasta la cima.

Conforme íbamos subiendo por el bosque, sin embargo, barajamos la opción de quedarnos a medio camino. Estábamos disfrutando tanto, el entorno era tan espectacular, que no queríamos perdernos nada. Pensamos que era absurdo pasar por allí con la vista puesta en la cima, sin reparar en las maravillas que nos rodeaban.

Hicimos fotos, nos echamos unas risas, charlamos con algún montañero que ya bajaba de la cima, y llegamos de tan buen humor al punto dónde de verdad empezaba la ascensión que decidimos tirar por el camino de enmedio, el que era algo más complicadillo.

Fué una subida dificil en algunos tramos pero esos tramos los disfruté como una enana, porque pensaba lo que estaba haciendo y miraba para abajo y no me lo podía creer. Y llegamos arriba.

Para no sufrir más de lo necesario es importante tener una buena condición física, pero a mí lo que más me ayudó fué creerme que podía hacerlo...La mayoría de las veces los obstáculos nos los ponemos nosotros, o es verdad que están ahí, pero ni siquiera intentamos saltarlos.

También pensé en lo importante que es demostrar a los demás que confias en ellos. Un padre, un educador, un jefe o un mando tienen una enorme responsabilidad con la actitud que demuestran hacia hijos, alumnos, empleados...Y en gran medida son responsables de que crezcan, se desarrollen, adquieran independencia, autonomía, habilidades, en definitiva, de que aprovechen todo su potencial.

Pensando en los límites que nos ponemos y que ponemos a los demás haciendo juicios de valor, creo que nos estamos perdiendo parte del camino, y que además a veces no lo disfrutamos. Creo que el límite siempre está más allá de dónde nosotros creemos. En ocasiones mucho más allá. ¿Dónde?. Hay que ir hacia allí, porque seguramente nos vamos a sorprender.


Foto: El Moncayo. Unos metros antes de salir a la cima desde el cucharón de San Miguel

5 comentarios:

  1. MAITE:
    A veces nos sorprendemos de las proezas que hemos sido capaces de realizar.
    Salu2 esforzados

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  2. La montaña es como la vida concentrada en unos pocos metros.

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  3. Dyhego, no me creo lo de saludos esforzados, que eso a tí no te cuesta nada.
    Besos, con mucha facilidad.

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  4. Marocha, la montaña, el mar y el viaje en tren son tres grandes metáforas de la vida, son un clásico.
    Un beso.

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  5. Cierto Maite, nosotros somos los que nos ponemos los limites, los que nos decimos no, no podemos hacerlo...nos da miedo la practica porque ¡con la teoria lo tenemos tan facil! Sin embargo con ella no ganamos ni perdemos nada, simplemente nos quedamos tal cual. En fin ¿nunca se ha dicho nada de los cobardes no?
    Un beso

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