Hoy esta ciudad me ha parecido
más lejana que nunca,
más fría y más solitaria
que cualquier otro día
de invierno.
Hoy este calor
que me recuerda tu ausencia
y me impide respirar
con la misma intensidad
me ha helado la sangre y
ha congelado las lágrimas,
del frío que siento dentro.
Todo un placer pasar a leerte siempre con mucho aprecio, admiración y respeto..
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos fraternos...
...nada es comparable a la frialdad de la ausencia ni siquiera el frio viento de poniente...;) besos
ResponderEliminarMuchas gracias Adolfo,
ResponderEliminarun abrazo también para tí.
Pues si, Isa, da mucho frío...así que, hay que abrigarse, aunque estemos a treinta grados.
ResponderEliminarBesos.