Procuro pasar de largo,
intentando no mirar en aquella dirección,
la que me conduce a tí.
Procuro cegar mis ojos
y que mis manos no toquen,
que mis sentidos no sientan
y mis dolores no duelan.
Procuro ser distante,
muy fría y calculadora,
además de muy prudente,
pero, lo que son las cosas,
y aunque me suene a derrota,
en esto, a veces, no puedo.
Y procuro olvidarte,
pero sólo unos segundos bastan,
si paro frente al espejo,
para decirme que aquí
no soy yo quién está al mando.
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