Pienso que una ducha me sentará bién cuando por fín el dia me permite cerrar la puerta de casa y dejar fuera las cosas que pesan tanto . Pero no todo queda fuera. Echo la llave y veo que hay cosas que siguen conmigo. Están al fondo del pasillo, en la mesa de la cocina, o en el respaldo del sofá en el que me desplomo después de haber abandonado las botas en los alrededores de mi habitación, creo.
Pero seguro que una ducha me sentará bién. En la calle sigue lloviendo y el ruido del agua me empuja a buscarla, aunque un poco más calentita. El sillón puede esperar, pienso mientras oigo el ruido de la lavadora al centrifugar.
Abro el grifo y mientras el agua resbala por mi cuello y mi espalda no pienso en nada. Cierro los ojos. Si tuviera poderes pararía el tiempo. Y de repente lo paro. No importa el tiempo ya. No importa nada...hasta que el tiempo regresa otra vez y recupera su lugar y yo el mío, mientras me desenredo el pelo mojado. La ducha me ha sentado bien, sabía que sería así, y tú sigues dónde siempre, en el respaldo de ese sofá, al fondo del pasillo, junto a mis libros de la estantería, o en el perchero dónde cuelgo los pañuelos.
MAITE:
ResponderEliminarUna ducha caliente obra milagros.
Salu2
Dyhego, si...pero a veces una fría también, para espabilarse.
ResponderEliminarUn beso!
Ya veo que ese "Él" está en todas partes menos donde debe de estar. Así que mira a ver si le dices que deje de estorbar, que tienes que pasar la escoba.
ResponderEliminarUn besazo, guapa.
Marocha,
ResponderEliminarya estoy pasando la escoba, pero hay rincones que se resisten.
Besos de limpieza general