Esta tendencia mía a la anarquía se desata hasta límites insospechados cuando tengo dos días seguidos de fiesta y ninguna obligación por delante. Necesito estos días, son como un oasis en mitad de un desierto lleno de obligaciones, horarios, citas, planes de acción, fechas tope para no se qué e imprevistos varios, que en la mayoría de los casos superan a los previstos.
Una vez superadas las dos primeras fechas de las fiestas navideñas, que este año las he vivido al estilo Bridget Jones, esto es, siendo la única soltera de la familia, me dispongo a disfrutar de mi tiempo indoor, con mi pijama de Snoopy y mis calcetines Quechua. Y lo primero que hago precisamente es eliminar ese tiempo que otros días me marca la existencia. Hoy no, hoy mando yo. No hay horario, para nada. Es toda una experiencia. No miro el reloj en todo el dia. No me interesa. Convierto mi casa en un parque temático de lo que más me gusta y no me importan los temporales, los bajoceros o si es de dia o de noche. Eso sí, en cuanto oscurece enciendo las luces del árbol. De vez en cuando, una llamada me vuelve a colocar en el espacio y el tiempo, pero en cuanto puedo, me pierdo otra vez. Y esta paz y esta tranquilidad de vez en cuando se agitan un poco; cuando no soy capaz de olvidarme de ese agujero negro que intento tapar.
Me tengo que planchar el uniforme. Y me tengo que olvidar de ese dichoso muro, que cada vez es más muro. Lo que pasa es que "tengo que" no es lo mismo que "quiero". "Tengo que" es obligación y "quiero" es convicción y pasión.Y no quiero, aunque debo. Así que me voy a planchar. En eso cedo. En lo otro no.
Feliz Navidad Maite, y quiere siempre
ResponderEliminarFeliz Navidad, Capitán. Gracias y un fuerte abrazo.
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