(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

jueves, 3 de septiembre de 2009

Buena estrella


Siempre me he considerado alguien afortunado. Algunas cosas no salen siempre como a una le gustaría, pero aún así me considero afortunada.

Pero ¿qué es para mí ser afortunada? Porque está claro que cada uno tiene aquí su propia percepción. Yo lo veo como una mezcla entre ser y sentir. Y el sentir , aquí tiene mucho peso sobre el ser.

Sentir que puedo tomar decisiones, y que soy dueña de la dirección que tomo.

Sentir que si algo se tuerce tengo "reservas para enderezarlo".

Sentir que si me fallan esas reservas, o me olvido de que las tengo, hay alguien cerca que me lo va a recordar.

Sentir que si finalmente algo sale mal, no pasa nada. Porque se que al final saldrá...o pasará.

SOY afortunada, definitivamente, porque he elegido serlo. Voluntariamente. No me ha caido del cielo, ni ha sido fruto del capricho de una estrella fugaz o de una tirada de dados.

La fortuna, como muchas otras cosas, depende de la voluntad. Y de creerlo...y sentirlo.

13 comentarios:

  1. Estoy absolutamente de acuerdo, uno es afortunado muchas veces porque decide serlo. Y a ti se te nota en tus escritos.

    Un abrazo

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  2. Si tuviese voz para cantar entonaría esos versos tan bien musicados de los "Carmina Burana":
    "O Fortuna / Velut luna / Statu variabilis / Semper crescis / aut decrescis...".

    Yo sé que soy afortunado pero no termino de creérmelo.

    Un abracico

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  3. Tienes toda la razón.
    Solo puede ser afurtunado quien quiera serlo.

    Un saludo.

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  4. Capitán, me alegra que coincidas conmigo en esto.
    En los escritos hay mucho de "hecho literario" pero sale irremediablemente lo que hay en cada uno: inquietudes, aspiraciones, miedos, valores...
    Un abrazo.

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  5. Dyhego, si todo es cambiante y tú permaneces estable, es más fácil asimilar esos cambios ¿no?.
    La foto que he visto es de un hombre con aspecto de creerse afortunado,"normalico y del montón"(he leido en algún sitio), pero afortunado.
    Un beso

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  6. Lo procuro Javier, lo peleo cada día. A veces no se deja atrapar y me hace sudar tinta de calamar, pero aquí la tengo.
    Un abrazo.

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  7. Así lo creo, Alejandro.
    Me alegro de tu regreso.
    Saludos.

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  8. No sé yo si es mejor ser como el junco, que se adapta al aire; o como un árbol sólido al que el viento doblega y cuyas ramas quiebra. No sé yo.
    Un montón de saludos te mando.

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  9. Pues mejor como el junco, tienes razón Dyhego, pero con la raiz bien firme ¿eh?...o mejor aún, "be water, my friend". que el agua nunca deja de ser agua y se adapta a todo. Me quedo con el agua.
    Litros de saludos para tí (esto es un trasvase Zaragoza-Murcia...si se entera alguien igual me detierran)

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  10. Yo creo que la Fortuna se descubre al observar y comparar tu situación con lo que tienes a tu alrededor. A menudo me encuentro en las aulas con chavales conflictivos que no dejan de darte por el saco impidiendo a los demás aprender y fastidiándolo todo. Al principio tienes ganas de echarlos de clase, de abrirles expediente y de mandarlos a la calle una temporada, pero luego conoces las circunstancias, las situaciones que tienen en casa y entonces comprendes muchas cosas y se te cae el alma a los pies. Padres separados, prostitución, drogas, pequeños hurtos, peleas... Naturalmente que hay que actuar con firmeza contra la indisciplina (sobre todo porque muchos chavales aprovechan su desastrosa situación familiar para justificar conductas inadmisibles), pero saber de dichas situaciones te ayuda a afrontar la enseñanza de un modo diferente.

    Siempre he dicho que enseñar a quien quiere aprender es facilísimo. El reto del docente estriba sobre todo en el que pasa de todo, en el que ha tirado la toalla, en el alumno que ves claramente cuál va a ser su destino, la carne de cañón, los futuros traficantes y delincuentes (algunos apuntando ya maneras abiertamente), los que van a dar en un futuro no demasiado lejano irremisiblemente con sus huesos en Zuera, y no precisamente en el instituto sino en la macrocárcel. Esa es la gente que debe importarnos, esos son los que hay que tratar con guante de seda antes de que los traten con porra de goma.

    Y, claro, es natural que compares. Que compares tu vida con las suyas. Y cando lo haces te das cuenta de lo sumamente afortunado que eres, que tienes una familia que se quiere (más o menos), que tienes un trabajo, un sueldo, un futuro a veces infinitamente mejor que otros que vas conociendo.

    Luego oyes a los compañeros quejarse de la hipoteca, de la indisciplina, de lo poco reconocido que está nuestro trabajo... Y tienen razón. Pero al mismo tiempo te entra una vergüenza tremenda por atreverse a quejarse de cosas por las que otros muchos darían un brazo por conseguir...

    ¡Y eso sin necesidad de ir a África, a algunas zonas de Latinoamérica o de Asia! Porque allí el problema ya no es que los críos trafiquen con droga o tengan que prostituírse. Allí, a los ocho años, saben cómo montar y desmontar un AK-47 antes que a leer "El Principito"...

    ¿Fortuna? ¡Nosotros somos millonarios, vamos!

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  11. Enrique, seguramente hay gente con una vida mucho peor que la tuya que se considera afortunada.
    Yo creo que no es un tema de compararse con nadie sino de asumir y decidir. De ser consciente de lo que tengo, lo que quiero, lo que hago, lo que estoy dispuesto a hacer.
    En fin, eso.
    Gracias por tu amplia aportación

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  12. Dichosa tú que piensas que eres afortunada. Yo intento serlo, Maite, pero a veces el pasado es una losa tan pesada...

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