Estos hombrecillos que me tienen mosca compartían casa. Hace mucho tiempo de esto. Vamos, eso dice todo el mundo. A mí me lo contaron así, y yo así lo he contado.
Siete tíos hechos y derechos que compartían casa y habitación. No sé si eran hermanos o amigos o compañeros de trabajo. Lo que sé es que eran unos tipos raros.
Trabajaban en una mina de diamantes y por lo visto sacaban unas cantidades impresionantes. Como para vivir a todo tren. Esto es lo que me mosquea.
¿Por qué vivian juntos en una casa tan pequeña, sólo con una habitación comunal y un salón con cocina americana?
¿Por qué nunca se cambiaban de ropa?
¿Por qué seguían silvando al trabajar después de tantos años si ya tenían que ser multimillonarios?
¿Por qué tenían la casa hecha unos zorros, con los platos sin fregar, las camas sin hacer y el polvo sin limpiar?
¿Por qué no contrataron una asistenta por horas?
¿Por qué no contrataron a un decorador, a un estilista, a un mayordomo y a un psicólogo que ordenara un poco sus vidas?.
Y lo que más me mosquea y me indigna: Si ellos querían vivir así está muy bien, pero ¿Por qué cuando llegó aquella pobre chica perdida y asustada la pusieron a trabajar de chacha sin pagarle un duro, con lo fina y educada que parecía ella?
¿Por qué eran tan agarrados?
Y esta chica, con las penalidades que pasó con su madrasta, el cazador y los peligros del bosque ¿Cómo terminó allí recogiéndoles los calcetines sucios?
No le encuentro la lógica a todo esto ¿qué hacian los siete enanitos con tanto diamante?
No se les lucía nada. Qué ratas eran.
Los cuentos gustan porque la incoherencia es tanta que se llega al paroximo (que no sé qué será eso).
ResponderEliminar¿Qué hacía la Caperucita roja sola por esos andurriales (Ridao)?
¿Cómo puestar bella una chica que lleva cien años dormida? Menudas ojeras tendría.
¿Y aquella que cada vez que hablaba le salían perlas por la boca y a la hermana mala culebras?
¿y el Marco que se iba solo a Argentina mientras el calzonazos del padre se quedaba en Italia?
¿Y la Heidi dando brincos con falda y sin medias por los Alpes con el frío que debe hacer ?
Un saludo (coherente para ti).
Esto es a lo que le llamo yo "sacarle punta a un pelo". La verdad es que nunca me había puesto a pensar en la lógica de los cuentos infantiles, pero ahora que lo pienso.... ¿porque el mas listo de los tres cerditos no asesoro a sus dos hermanos de como hacer la casita?¿faltaba comunicación entre ellos? ¿que madre deja a un niño ir a comprar solo a la tienda llamandose Pulgarcito y midiendo escasos centímetros? ¿ tan fea era la abuelita de caperucita para que la confundiese con el lobo? ¿o era caperucita la que estaba fumada?
ResponderEliminarLos cuentos, cuentos son.... Afortunadamente....
A mí siempre me gustó el gruñón, pero nunca me pregunté estos porqués, ¿adios a la infancia?
ResponderEliminarUn abrazo
Yo hubiera actuado de otra forma con la buena de "Blanca".
ResponderEliminarDyhego, están plagaditos de incoherencias, pero nos parece todo tan normal.
ResponderEliminarDe Heidi y Marco ya hizo Javier un buen repaso en su blog, pero lo de los cuentos clásicos merece una serie entera ¿verdad?
¡¡viva la incoherencia!! (en los cuentos, quiero decir)
Javi, es que las relaciones familiares en los cuentos no las entiende nadie: padres y madres que abandonan a su prole, hermanos que no se comunican...en fin. No había pensado en lo de la fealdad de la abuela de caperucita. Sería fea y peluda. Pobre mujer.
ResponderEliminarUn beso
Capitán, el gruñón y el mudito son los más populares. Casi nadie se acuerda del resto.
ResponderEliminarMis porqués no los hago desde el escepticismo, sino desde la curiosidad. La infancia no se puede perder nunca. Es el disco duro.
Un abrazo.
Javier, me encantaría saber cómo. No me hago a la idea.
ResponderEliminarUn beso.
¡Uf!..
ResponderEliminarNo hace mucho tiempo,leí que los Aztecas llamaban al oro "el excremento de los dioses..."
Tiene que haber gente para todo, Maite...
...digo yo...
Un saludo.
Hola Churricos!
ResponderEliminarClaro que hay gente para todo, pero estos enanos, que parecen tan dulces y buenecitos, a mí me dan mala espina, no se...