Un día, mirándose al espejo sintió que alguien más la observaba. Desde dentro. Desde el otro lado.
Y desde ese día, todas las mañanas sentía lo mismo.
Primero experimentó curiosidad, luego inquietud y finalmente el pánico se adueñó de ella.
No quiso volver a mirarse en ese espejo y todos los días terminaba de arreglarse en el espejo del recibidor.
Dias más tarde, de nuevo, alguien la observaba, desde el interior de ese otro espejo, se miraba fijamente a los ojos y sentía el miedo que venía del otro lado, el grito desesperado de alguien que le pedía ayuda.
Pasó varios meses huyendo de su reflejo. Evitaba espejos, escaparates, ventanas...y cada día se sentía más sola, hasta la tarde en que, en la peluquería, entre el ruido de los secadores, y los comentarios descarados de las peluqueras se volvió a fijar en su rostro, en sus pupilas asustadas y reconoció a quién desde el otro lado le gritaba que la ayudara.
Era su alma, que se ahogaba de gritar y de que no la oyeran.
MUY bueno para ser tan corto. Felicidades.
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ResponderEliminar¿Y que quería el alma?
ResponderEliminarMe has dejado con la miel en los labios.
De veras.
Me ha gustado.
Un abrazo.
Gracias Jorge. Sabes que pasa, que en el blog no me gusta poner relatos largos, creo que no encajarian. Igual me equivoco.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
El alma se ahogaba, porque ella lo enterraba, lo negaba. Y gritaba para salir y formar parte de ella. Eso quería.
ResponderEliminarGracias Javier.
Un abrazo.
Inquietante...da miedito...
ResponderEliminar¿Da miedito lo que hay dentro...?
ResponderEliminarQue no hay que mirar demasiado los espejos, vaya.
ResponderEliminarDepende de si quieres encontrar algo dentro o no.
ResponderEliminarGracias por tu visita, Roberto.
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ResponderEliminarHola maite.
ResponderEliminarNo me gusta ver erratas en los comentarios,
es una mania tonta, perdona.
Te decía que es precioso y es importante ser valientes y mirar lo que refleja el espejo.
Besos murcianos.
Isis, es un manía que comparto contigo, no te preocupes.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado.
Un beso.
Hay veces que asusta verte en el espejo. Parece que si no nos miramos, eludimos la realidad y parece que todo va mejor, pero cuando te miras te das cuenta de que todo está ahi, como siempre.... últimamente, por desgracia, lo estoy comprobando....
ResponderEliminarPD: esta tarde te he hecho una visita por allí..jejejejej nos dimos una vueltilla en moto. Me tenía que haber bajado y sacarle una fotico a la moto con "la rua" detrás. Un abrazo
¿Has estado en Estella?, bueno, en realidad la tienes a un paseo, unos 20 minutillos ¿no?. Ahora San Pedro está en obras, pero cuando lo reabran, si no lo conoces, de verdad te lo recomiendo.
ResponderEliminarOye, lo del espejo, nada, que al final hay que mirar, así que, cuanto antes, mejor ¿no?.
Lo visitaré sin duda... no me he metido en todo lo viejo, pero me ha faltado poco para colocar el gps e ir a buscar la zona jejejejej En 20 minutillos llegas a Estella, si, de ahí nos hemos ido a Los Arcos a tomar algo y vuelta para casa... Despues de San Fermín volveré a ir porque tengo que dejar el coche en el concesionario que hay al lado de Iratxe. Casí estoy mas en Estella que en mi casa....
ResponderEliminarPD: ya tengo solete en tu blog jejejej
ResponderEliminarSi,¡lo acabo de ver!.
ResponderEliminarMe ha sobrecogido.
ResponderEliminarDe esos que poco a poco, te van erizando la piel.
No suelo estar de acuerdo con lo de "lo bueno, si breve..." pero en este caso, y que no sirva de precedente, lo estoy.
Saludos a cuarenta grados.
Muchisimas gracias, Churricos, y mucho ánimo con esos cuarenta grados. Hoy aquí refresca un poquito por fin
ResponderEliminarUn abrazo
El espejo por ahora me respeta, pero la fotografía, madre mía, ahí sí que parece que alguien ocupa mi lugar.
ResponderEliminarmuy interesante
Curioso lo que te pasa con las fotografias...¡pensaba que yo era la única!.
ResponderEliminarGracias Capitán.