Son más de las doce cuando por fin vemos los Mallos de Riglos. Me siento como Frodo cuando llega a Mordor. A ver si nos encontramos con Légolas y Aragorn. Legolas para tí, yo prefiero un Aragorn. Estamos de acuerdo. De momento lo que nos encontramos son las impresionantes paredes de los Mallos. A eso de la una del mediodía, hora ideal para iniciar cualquier actividad de este tipo, como todo el mundo sabe, echamos a andar saliendo del pueblo siguiendo una pequeña ruta circular que sube hasta una zona desde dónde acompañadas de unas cabras disfrutamos de esto:
Y bajando de esto otro...
Como la ruta es circular pues aparecemos en Riglos otra vez, nos tomamos un bocata elaborado allí mismo, que para eso llevamos una navajita suiza de las buenas, y justo al terminar empieza a llover...¡Qué perfección de dia, que coordinado todo!.
Dejando Riglos, nos despide un Arcoiris como el de El Mago de Oz....la verdad es que esto se parece poco a Mordor.
Rematamos el día con cafecito en la plaza de Ayerbe, ya cerquita de huesca. Pensamos que de allí a Zaragoza es dificil que nos perdamos, pero vamos atentas para no volver a dar la vuelta al Pirineo Central de vuelta a casa. Nos gusta tanto que no nos importaría....pero el deber nos llama.
¡¡¡No te quejarás que te llevo a ver todo Aragón en un día!!!Por cierto , cuando llegué a casa no estaba Légolas.El deber nos llamaba a ambos: Yo al trabajo y él a Mordor a acabar con ese ojo llenísmo de maldad.
ResponderEliminarTampoco yo me encontré con Aragorn, qué le vamos a hacer.
ResponderEliminarLa próxima salida probamos en la Tierra Media ¿eh?...pasando por todo el Pirineo, de punta a punta, para no romper las tradiciones.
Me voy a buscar un taller. Luego te veo.
Seguro que volviste oxigenada y mineralizada.
ResponderEliminarSalu2.
Y supervitaminada y de todo, Dyhego, no sabes qué bien!!.
ResponderEliminarUn beso.