(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

martes, 19 de abril de 2011

Contra el viento del Norte y Cada siete olas

Foto de portada de Cada siete olas

Cada siete olas me lo leí ayer, de tirón, no podía parar. Es la segunda parte de Contra el viento del Norte, un libro del austriaco Daniel Glauttauer que me dejó mi amiga Silvia. Ella se lo estaba leyendo el fin de semana anterior, cuando estuvimos en Donosti. Esa noche dorminos en Estella. Antes de dormir yo me conecté en el ordenador de la recepción del hotel y ella se subió a leer. Cuando llegué a la habitación me leyó en voz alta algunos de los correos electrónicos que se intercambiaban Leo y Emmi, los protagonistas de la historia. El día en San Sebastián fué intenso, el viaje de vuelta más largo de lo que debería, porque para seguir con nuestras tradiciones, nos liamos un poquito a la salida (lo que viene a ser perderse un poco), pero a la hora de cenar estábamos en Estella. Silvia se terminó Contra el vinto del Norte mientras yo me quedaba fritísima, pensando en esos correos que me había leido.
El libro se vino conmigo a Zaragoza. Un libro que engancha, ¡y de qué manera!. El formato es una de sus cosas originales. Son correos electrónicos. No hay narrador, no hay introducción, ni descripción, ni ningún tipo de valoración. Es una colección de correos entre dos desconocidos que se encuentran casualmente.
El formato es perfecto. ¿cómo no se me ha ocurrido a mí? No lo puedo entender. Esto lo podía haber escrito yo, pienso desde la humildad, pero realmente molesta conmigo. La primera parte sabe a poco así que el domingo me voy a la feria del dia del libro derechita a buscar la segunda parte, que encuentro sin ningún problema. Y la devoro, me la como con patatas. No me decepciona, ni mucho menos. Mantiene el nivel de la primera parte, mantiene la frescura, la tensión, la emoción y me produce lo mismo: a veces tengo que cerrar el libro mientras pienso ¡qué fuerte!, y releo la página y sigo, como si necesitara tomar aire, asimilar lo que acabo de leer o simplemente memorizar una frase perfecta, preciosa...una respuesta genial a una pregunta todavía más genial.
Algunas de las cosas más bonitas que he leido nunca sobre la relación entre dos personas están en estos libros. Y sin necesidad de ponerles un nombre.
Tengo una sopa de letras en el fuego; le voy a echar vistazo que nunca se sabe lo que pueden hacer un puñado de letras si las dejas solas, sin vigilancia.

3 comentarios:

  1. MAITE:
    ¡Ya estás tardando en publicar todos las entradas y correos electrónicos que recibes!
    Y de título, uno de esos que se llevan ahora: largos y cotidianos > "La mujer que limpiaba de plátano chafao la mochila de su hijo".

    Me pido un 10% de las ganancias.

    Salu2.

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  2. Jo, Dyhego, qué rabia que esto tampoco se me haya ocurrido a mí. El título me gusta. Si lo publico te doy un 20%
    Un beso. (Me quedo pensando en ello)

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  3. !!!!!No hace falta que te diga que me muero de ganas de leer la segunda parte!!!!!. Y eso que llevo dos noches que no avanzo nada en "Lo que esconde tu nombre".Ya sabes : termino este, devoro "Cada siete horas" y supongo que ya tocará un clásico...Por cierto ...creo que son bestsellers...ji,ji,ji...

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