(...) No puedo elegir, me quedo aquí,
entre olas verdes y montañas azules

(Kirmen Uribe)

jueves, 6 de diciembre de 2012

Lo mío con los bomberos



Tengo que reconocer que me siguen encantando los tipos duros. Ya he escrito sobre esto alguna vez. Y también he hablado de algunos de esos tipos de las pelis que me vuelven loca: Thor, Gladiator, y mi favorito, Aragorn, de El Señor de los Anillos, que lo tiene todo, alto, fuerte, guapo, valiente, noble, generoso, culto, sensato, reflexivo, pasional... hasta élfico sabe hablar...me imagino a este mozo, regresando de Mordor después de una batalla contra los horcos, susurrándome cositas en élfico a la luz de la luna...
Claro, con estas expectativas, luego la realidad es muy dura, porque no hay manera, por mucha voluntad que una le ponga, de dar con algo así. Ni con nada parecido. Y entonces empiezo a conectar puntos y entiendo muchas cosas....En tiendo lo mío con los bomberos.
 El caso es que todo esto viene de lejos. Cuatro o cinco años tendría yo cuando me enamoré perdidamente de Curro Jimenez, que en aquel entonces era el Aragorn de los bandoleros.
Y ahora que soy un poquito más mayor lo analizo buscando una explicación y llego a la conclusión de que lo de los bomberos es un querer encontrar al Aragorn, o al Curro Jimenez que no existe. Igual un bombero es lo más parecido y de ahí la ilusión que me hace tener algo con un bombero. Lo que pasa que conocer a un bombero no es tan fácil como parece ¿dónde se meten cuando no están de servicio?. Provocar una inundación o un incendio ya lo he pensado pero me parecen medidas demasiado desesperadas. También he comprado el calendario que hacen todos los años para recaudar fondos. Se ponen por la plaza del Pilar y se hinchan a vender, pero los mocicos que venden por la calle, no son los mocicos que salen en las fotos, que son los que se parecen a los tipos duros que me gustan a mí. Así que tampoco avanzamos.
Y estando así las cosas, hace un par de días, el destino me da una respuesta. Volvia yo de comer con una amiga dispuesta a empezar mi jornada laboral cuando me encuentro a mis pies un documento de valor incalculable. Un calendario plastificado del cuartel de bomberos de un pueblo de Zaragoza  con los turnos de guardias, nombres, apellidos y teléfonos móviles de todos los muchachos, más de 20.
Eso tiene que ser una señal. Y aquí tengo la tarjetita, con sus turnos de colores, sus teléfonos y todo.... aunque a mí el que me gusta es el buceador de Zaragoza, el de la foto, que tiene pinta de decir cositas muy bonitas en élfico. Si es que no me conformo con nada.

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